El pueblo de Marojejy
La escarpada y aislada zona de Marojejy fue colonizada por primera vez a mediados del siglo XIX por personas que huían del reino de Merina, en la costa oriental de Madagascar. Más tarde, a principios del siglo XX, les siguieron otros que huían del control de los colonos franceses. La introducción de la vainilla en la zona tras la Primera Guerra Mundial provocó otra pequeña oleada de inmigración; sin embargo, el acceso a este remoto país era extremadamente difícil, y la población se mantuvo relativamente baja.
En los años sesenta se construyó la carretera que une Andapa con Sambava. La mejora de los accesos y el consiguiente desarrollo agrícola de la cuenca de Andapa atrajeron a muchos más colonos. En la actualidad, la zona presenta una densidad de población muy elevada, sobre todo en la cuenca de Andapa, pero también en todos los valles adyacentes. Treinta y siete aldeas se encuentran en la zona inmediatamente periférica al Parque Nacional de Marojejy. Las tribus dominantes en la región son los tsimihety y los betsimisaraka, pero también se han establecido aquí muchos otros grupos étnicos, incluidos algunos del extremo sur de Madagascar.
La mayoría de los habitantes son agricultores de arroz de subsistencia que utilizan multitud de productos de los bosques en su vida cotidiana. Las casas se construyen con madera, bambú y hojas de ravinala, y los fuegos para cocinar se alimentan con leña del bosque. Las piraguas se tallan en los troncos de grandes canarios. Las plantas de pandanus proporcionan fibra para tejer esteras y cestas; las hojas de jengibre silvestre se hierven para hacer un té que cura el malestar estomacal; la fragante corteza del árbol bilahy se utiliza para aromatizar una bebida alcohólica llamada betsa-betsa.
El arroz y la vainilla son los principales cultivos agrícolas de la zona. El café fue en su día un cultivo importante, pero los precios de mercado actuales son tan bajos que la recolección no resulta rentable. El arroz se cultiva extensamente en arrozales de regadío en el fondo de los valles, así como en las laderas de las colinas mediante las prácticas tradicionales de agricultura itinerante (conocidas localmente como tavy), en las que se tala y quema el bosque. Por desgracia, el tavy y la recogida de leña son las principales causas de la deforestación extensiva que continúa en todo el parque.
La vida es difícil en esta zona, resultado del declive económico, la rápida disminución de las tierras cultivables y el aumento vertiginoso de la población. Muchos aldeanos viven en la pobreza extrema; durante el "periodo del hambre" (enero-abril), antes de que se haya recogido la cosecha de arroz, mucha gente literalmente no tiene suficiente comida para alimentarse. A pesar de ello, los habitantes se esfuerzan por mejorar la situación, sobre todo con programas de educación medioambiental y sanitaria.
Además, varias organizaciones conservacionistas, como el Duke Lemur Center SAVA Conservation y la Lemur Conservation Foundation, han establecido amplios programas en la zona para promover la conservación y permitir al mismo tiempo que la población local mantenga sus medios de vida basados en la agricultura y los bosques. Para ello se ha proporcionado a las comunidades técnicas agrícolas y silvícolas alternativas y sostenibles, programas de concienciación sobre la conservación y una mejor educación y atención sanitaria. También se espera que un ecoturismo limitado y responsable en la zona ayude a crear alternativas económicas a largo plazo a la tala de los últimos bosques que quedan.